Iniciamos el 2015 con interesantes noticias paleontológicas. Un científico del Instituto de Investigación de la Antártida y el Ártico en San Petesburgo halló un fósil de un “monstruo marino de 200 millones de años de antigüedad”. Lo asombroso de todo esto, además es que el descubrimiento se realizó “casi en forma casual” ya que el experto se encontraba buscando setas y jamás pensó encontrarse con tamaña sorpresa. Andrey Tyuryakov caminaba por la orilla de la isla de Wrangel, en el Mar de Siberia, cuando descubrió bajo sus pies un hueso fosilizado que perteneció a uno de los dinosaurios marinos más grandes que se han documentado. Según el periódico “The Siberian Times” las pruebas preliminares mostraron que se trataba de dos huesos fosilizados de un plesiosaurio, un dinosaurio descrito a menudo como un monstruo marino gigante. Se trataba de una de las criaturas más temibles que vagaban por los océanos hace 200 millones de años. “En realidad, soy un gran aficionado a las setas. Estábamos en el camino de regreso a nuestro campamento cuando vi la piedra. Era grande y decidí parar y mirar un poco más de cerca”, comentó Tyuryakov, que llegó a la isla con sus colegas para estudiar la población de osos polares.
Por otro lado, Investigadores del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP) y de la Universidad de Zaragoza han extraído en el yacimiento de Orcau (Lleida) un cuello de un titanosaurio de más de 5 metros de longitud. Según informó en diciembre el ICP, la extracción del enorme cuello junto a la roca que lo rodea y que pesa unos 2.500 kilos ha necesitado de la fabricación de una gran estructura para sacar intacto el fósil. Según los paleontólogos, el estudio de este fósil único aportará nuevas informaciones sobre los dinosaurios saurópodos que vivieron en el Pirineo antes de su extinción. La operación para extraer y trasladar la "momia", nombre que los paleontólogos han dado al bloque formado por el fósil, la roca que lo rodea así como estructuras metálicas y espuma de poliuretano que lo protege, duró casi 5 horas y requirió el uso de una potente retroexcavadora. Antes, los paleontólogos tuvieron que hacer un camino para poder acceder al lugar donde se encontraba el fósil y luego cargarlo en un remolque que lo transportó hasta el pueblo más cercano, Isona i Conca Dellà, en la comarca pirenaica del Pallars Jussà. La "momia" mide unos cinco metros y medio de largo por un metro y medio de ancho, se calcula que pesa entre 2.000 y 2.500 kilos, es la más grande realizada por el equipo de investigadores del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP) y, probablemente, una de las más grandes jamás hechas en Europa.
Para los investigadores era interesante extraer el bloque entero porque las vértebras se encuentran en conexión anatómica, o sea, dispuestas tal como estaban en el animal en vida, algo bastante excepcional en los restos de dinosaurios que se encuentran en el Pirineo, a menudo formados por piezas aisladas y dispersas. El responsable del grupo de investigación del Mesozoico del ICP, Ángel Galobart, ha explicado que el hallazgo tiene mucho interés científico "pues tenemos un esqueleto que se encontraba en conexión anatómica y que nos puede aportar una valiosa información.También tiene valor divulgativo, ya que esperamos que una vez preparado sea un elemento expositivo de primer orden en el Museo de la Conca Dellà y además esta extracción ha sido la culminación de unos trabajos que comenzaron hace casi 60 años", ha dicho Galobart.
Los restos incluyen 7 u 8 vértebras de la zona del cuello y las primeras costillas de un dinosaurio saurópodo que vivió en esta zona hace unos 68 millones de años. A partir de los restos encontrados, los paleontólogos estiman que este animal debía medir entre 15 y 20 metros de largo, uno de los saurópodos más grandes que se han encontrado en el Pirineo, rico en restos de un grupo de dinosaurios saurópodos conocidos como titanosaurios, a los que pertenece este resto. "Representa una parte muy significativa de un esqueleto que nos puede aportar una valiosa información sobre el tamaño y la biología de este dinosaurio", ha señalado Bernat Vila, investigador de la Universidad de Zaragoza. La excavación ha recibido una ayuda de la National Geographic Society concedida al grupo de investigación liderado por Vila. El Museo de la Conca Dellà, en Isona, también ha participado en la excavación y alojará la pieza una vez se haya restaurado y estudiado, un proceso que durará varios meses y durante el cual se extraerá la matriz de roca que incluye el fósil.
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