Todos conocemos al gigantesco King Kong cinematográfico, pero lo que no conocen muchos es que la criatura esta basada en unos interesantes estudios sobre unos primates enormes que existieron de verdad. El Gigantopithecus blacki, el primate más gigantesco de todos los tiempos, alcanzaba los 3 metros de altura y pesaba 600 kilos. Habitó el sudeste asiático durante casi un millón de años antes de desaparecer hará unos 100.000 años. No se sabe con certeza si nuestros antepasados humanos se dieron de bruces con él, pero si sucedió, no sería un encuentro muy agradable para nosotros. Sin embargo, somos nosotros los que hemos sobrevivido, los que seguimos aquí, salvo algún que otro rumor o caso de avistamiento de esta extraordinaria criatura y catalogada en las páginas de los más prestigiosos libro de la criptozoologia. El pasado año, un equipo de la Academia China de Ciencias descubrió qué es lo que acabó con una criatura tan poderosa y enorme. Según publicaron en la revista Quaternary International, fueron cambios en la dieta, provocados por un enfriamiento del clima, los que lo debilitaron hasta su fin. El Gigantopithecus tuvo que renunciar al bambú y conformarse con comer fruta, una dieta que no fue suficiente para mantener su físico.No obstante, muchos especialistas en criptozoología defienden la tesis de que el Yeti, el Sasquatch , el Bigfoot y otras criaturas similares podrían ser perfectamente descendientes directos de el Gigantopithecus.
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