Los españoles Angélica Torices, autora y jefa de investigación, José Ignacio Canudo y Xavier Pereda, y el paleontólogo Philip J. Currie de la Universidad de Alberta (Canadá) han publicado un estudio en «Acta Paleontologica Polonica» en el que han concluido que la diversidad de dinosaurios terópodos en ocho localidades españolas del condado de Treviño, Huesca y Lérida, era cuatro veces superior a la conocida previamente. En concreto, tras el estudio de 142 piezas dentales del periodo Campaniaense - Maastrichtiense ( entre hace 83 millones y 64 millones de años aproximadamente) ha sugerido la presencia de seis especies más (hasta ahora de este periodo y lugar se sabía de dos) de terópodos dentados más en la región estudiada. Una de ellas tendría un gran tamaño y las demás bastante menores. Los terópodos son un suborden de dinosaurios saurisquios que vivieron en el Triásico Superior (228 millones de años aproximadamente) y ancestros lejanos de las aves modernas. Los autores del estudio, aparecido a principios de agosto 2015 y titulado «Terópodos del Cretácico Superior de la Cuenca Sur de los Pirineos», han examinado una de las partes más pequeñas del fósil para poner algo de luz al proceso de evolución de los dinosaurios en el final del Cretácico. Como ha afirmado Angélica Torices, investigadora de postgrado de Ciencias Biológicas en la Universidad de Alberta (Canadá), «el estudio de estas pequeñas partes nos ayudarán a reconstruir el mundo en el que vivían los dinosaurios y así entender cómo sucedió su extinción». En su opinión, «las piezas dentales son especialmente importantes en el estudio de las criaturas del Cretácico Superior en España y el resto de Europa, porque no tenemos esqueletos completos de Terópodos de este tiempo y en las localizaciones estudiadas y dependemos de ellas para reconstruir la evolución de estos dinosaurios». El estudio aporta nuevos datos sobre la diversidad de los dinosaurios carnívoros en el final del Cretácito en Europa, así como que la diversidad de estos animales respondía a cambios en el clima. Para Torices «esto representa un cambio completo en la visión de los ecosistemas» y ha añadido que «de todas formas, ahora entendemos que estos dinosaurios desaparecieron muy rápidamente en términos geológicos, probablemente por una catástrofe». En este sentido, esta investigadora ha concluido que «los modelos climáticos muestran que nosotros podríamos alcanzar temperaturas del Cretácico dentro de un siglo, y que la única forma de estudiar la biodiversidad de aquel tiempo es a través de los fósiles».
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