sábado, 22 de noviembre de 2014

QUIMILÍO BAJO EL HORROR DE UN DEPREDADOR DESCONOCIDO

En la madrugada del viernes 21 de noviembre 2014, algo desconocido dio un feroz golpe en los corrales de una familia de pequeños productores de la zona de Quimilío, en Santiago del Estero (Argentina), ya que mató y arrancó el corazón de una media docena de cabritos, una cabra y al ser descubierto por los propietarios, huyó hacia el monte. Gran angustia y preocupación vive por estas horas la familia Pereyra del barrio Alomo, en la zona oeste de Quimilí, tras una madrugada en la que sus corrales fueron blanco del ataque de un extraño ser, que en medio del viento sur ingresó y comenzó a comerles el corazón, uno a uno a sus cabritos. “Eran cerca de las 3.30 de la madrugada, cuando en medio de un viento sur, se sentía un extraño balido en el corral, es por eso que buscamos la linterna y fuimos a ver qué pasaba; cuando alumbramos hacia los corrales, vimos salir enardecido a un extraño bicho negro, era como un perro muy grande que se metió al monte”, relató Carlos Pereyra, de 35 años, quien junto a su esposa Estela Gómez y sus hijos de 13 y 8 años vieron cómo este extraño animal se perdía en la oscuridad del monte. “Cuando llegamos al corral, había 3 cabritos muertos, con sus órganos afuera, seguimos alumbrando y recorriendo el lugar y había desparramados otros tantos con el mismo ataque, el bicho los mató y a todos les comió el corazón, de igual manera mató a una cabrilla”, contó con mucho dolor Pereya, quien agregó que no se trata de un perro ni un león. “Hace más de 20 años que vivo criando animales en la zona, aquí ningún vecino se quejó ni vio rastros de un puma o león, aquí no hay de estos bichos porque estamos muy cerca del pueblo (500 metros del casco céntrico), tampoco esto es un ataque de perro, el perro no ataca de esa manera, no va a matar tantos en tan poco tiempo, para mí esto es el alma mula, por la forma en que mató y atacó a los cabritos. Mi señora y los chicos tienen un poco de miedo, pero algo tenemos que hacer. Esta noche (por la del viernes) van a venir mi papá y unos amigos con las escopetas y vamos a esperar, porque estoy seguro de que nos va a volver a atacar. Si me da lugar, no voy a dudar, yo le tiro, porque si no nos va a seguir haciendo daño”, agregó Pereyra. Por su parte, Estela Gómez, esposa de Pereyra dijo estar atemorizada por lo acontecido: “Yo tengo mucho miedo, esta noche con los chicos nos vamos a dormir en la otra casita, un poco más alejada de los corrales, ellos (por su esposo y su suegro) van a quedar a esperar a ver si ataca de nuevo. Sentimos mucho dolor por la pérdida de los animales que veníamos criando para vender para las fiestas, era algo que con mucho sacrificio venimos criando y perderlo así de la noche a la mañana nos causa mucho dolor”, finalizó.

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