viernes, 21 de marzo de 2014

EN BUSCA DEL URO Y LOS ORÍGENES DEL TORO

En 2008 se encontró en Túnez el fósil más antiguo de un toro moderno, el famoso uro, con una cronología de unos 700.000 años. Tras un concienzudo estudio, la prestigiosa revista Quaternary Science Reviews acaba de publicar las conclusiones del equipo liderado por el barcelones Bienvenido Martínez, responsable del actual equipo de investigación de los yacimientos de Orce. Este toro es el ancestro del que aparece en Solana del Zamborino y, según el paleontólogo del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social, siguió el mismo camino que el hombre por Europa hasta llegar al Sur de España. "El toro forma parte de la dieta del hombre desde que se hizo carnívoro con las primeras industrial líticas", señala Martínez sobre la presencia constante del animal en la vida del ser humano. "A diferencia del resto de animales carnívoros, que tienen una dentición que les permite desgarrar y comer directamente la carne, el hombre no pudo nutrirse de otros animales hasta que no desarrolló una industria lítica para poder quitar la piel y trocear la carne", continúa el investigador. Lo que también deja claro el artículo es que el hombre tuvo que esperar bastante tiempo para lidiar y torturar a los toros en fiestas innecesarias, ya que el encontrado en Túnez tenía unos cuernos que medían más de un metro cada uno. El yacimiento tunecino de Oued Sarrat y el cráneo fueron descubiertos por Abdelhak Othmani, profesor de Física en la Facultad de Bizerte y gran aficionado a la Prehistoria y a la Paleontología. Aunque al principio no se supo a qué tipo de especie correspondía el fósil, una vez restaurado se pudo ver con claridad que se trataba de un uro, de un tamaño exageradamente grande, incluso más que las formas más grandes de esta especie localizadas en Europa y que es el ancestro de los torturados toros actuales. La masa calculada para el individuo sobrepasa ampliamente los 1.000 kilogramos, pudiendo llegar hasta 1.300 o 1.400. El yacimiento, que cuenta también con restos de mamíferos como rinocerontes, équidos, hipopótamos, cerdos o antílopes, además de gran cantidad de roedores, así como industrias líticas achelenses, tiene una antigüedad aproximada de unos 700.000 años. "Esta cronología es muy importante, pues convierte el cráneo de toro de Oued Sarrat en el fósil más antiguo de Bos primigenius jamás encontrado en el mundo", asegura Bienvenido Martínez. Este dato, se enmarca precisamente en la nueva idea publicada por este mismo investigador y colaboradores en diversos artículos a partir de 2007 , en los que defiende que el origen de los toros se encuentra en África y no en Eurasia, como se suponía. Así, consideran que los toros evolucionan a partir del búfalo africano gigante de Olduvai y dan origen a un toro moderno, pero con características anatómicas aún primitivas, como el que fue encontrado y publicado en 2010 por el mismo Martínez-Navarro, el profesor Lorenzo Rook de la Universidad de Florencia y otros colaboradores, en el yacimiento eritreo de Buia, junto al Mar Rojo, datado en un millón de años y llamado Bos buiaensis. "Esta última forma da origen a los toros totalmente modernos de la especie Bos primigenius, cuyo representante más antiguo es el de Oued Sarrat", puntualiza Martínez. "De esta manera -añade- se puede decir, que los toros evolucionan en África, en los mismos ambientes que nuestros antepasados, forman parte de la dieta de los humanos desde el principio y se dispersaron paralelamente con ellos en los momentos en que la cultura achelense conquistó el Norte de África y luego Eurasia, a partir del tránsito del Pleistoceno inferior al medio, en torno a 700.000-800.000 años". En definitiva, el toro tiene una historia paralela a la del ser humano. Ambos nacieron en África y realizaron el salto a Europa por Oriente Medio, dispersándose por Europa siguiendo el cauce de los ríos en busca de los recursos naturales. El hombre fue creciendo en capacidad intelectual y el toro fue menguando su descomunal tamaño inicial. Así que el animal que campa por las dehesas de Andalucía también ha hecho un largo viaje por la historia. Sería hora ya de que lo respetásemos. En tiempos prehistóricos el hombre cazaba a esas bestias de una tonelada de peso , desnudos y con lanzas y flechas primitivas. Hoy en día es muy distinto , la valentía y honor de los hombres ha disminuido tanto o más que el tamaño de los toros sufriendo estos últimos todo tipo de vejaciones en fiestas ridículas o en plazas repletas de masas ansiosas de sangre fácil. El antaño majestuoso y gigantesco uro se a convertido en unas preciosas bestias usadas en brutales diversiones de masas. Me gustaría a mi ver un Uro de mil kilos en las fiestas patronales de cualquier localidad "amante de los toros." Me resultaría muy divertido... 





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